Uno de nuestros sobrinos ha estado pasando unos días con nosotr@s y, siempre que viene, nos pide los lápices de acuarelas y se pone a dibujar... tiene su propio estilo y no se le dá nada mal (aunque no podemos ser objetivas, claro está...).
Nos comentó que tenía un montón de láminas hechas y que las tenía repartidas entre cajones, armarios y carpetas... algo tan valioso debería tener su propio lugar para evitar que se extravíen ó deterioren.
Así que le propusimos que nos ayudara a customizar una caja dónde poder ordenar sus dibujos a partir de ahora.
Aún nos quedaba una caja de madera de vino de las navidades pasadas;
la lijamos bien y la pintamos de blanco tanto por dentro como por fuera.
Una vez terminada la lámina la pegamos con cola a la tapa del cajón y le dimos una capa de barniz para cubrir el dibujo de posibles roces.
El cajón quedó perfecto y, como además tiene asa, ya puede transportar sus láminas para enseñarlas a los posibles marchantes de arte interesados...(¿ya os habíamos dicho que no podíamos ser objetivas?...)
¡Qué tengáis un estupendo fin de semana! Un abrazo.
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